Otra vez, de nuevo, otra función matutina en la que mis lagañas abren el telón de este nuevo programa. Los pelos despeinados y la mirada fruncida saludan de golpe a la tenue luz de la cortina que asoma. Me saco un moco y bendigo al piso con el. Lanzo un fétido incienso de mi culo y a continuación bebo de la sagrada cafeína que me maldice el día.
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