muerto

Pudriéndome, de pedazo en pedazo, de grano a grano. Fluyendo sangre a través de pus, sintiéndome cada vez mas muerto, mas enterrado, conviviendo en el subsuelo con horribles alimañas. Descomponiéndome, marcado mas por los huesos, siendo condenado por la justicia de la carroña. Muerto en este ataúd, últimos días viendo el cielo, cada vez más, veo como mi féretro se va fusionando con el terreno. El frio es lo que ahora me acobija. No sabré nada más de allá afuera, de aquellos vivos, de aquellos amigos, de aquella no correspondida, muerto, nada más. Me familiarizo cada vez mas con las paredes de mi entierro, salgo a visitar el exterior como fantasma, viéndote y tú ni te percatas. Alma en pena, cuerpo miserable, mi carne de lapida emerge momificándose entre las raíces, entre los gusanos, entre lagrimas.